La toxina botulínica es de sobra conocida en el mundo de la belleza y la estética por su función para impedir la acción muscular y bloquear la transmisión del estímulo nervioso, eliminando así las arrugas. Esta misma propiedad es por la que se usa como tratamiento de algunas patologías de origen neurológico que generan espasmos o contracciones involuntarias de determinados músculos. Clínica Trevi, el último concepto en cirugía y medicina estética, revela los usos médicos del bótox que desconoces. clinicatrevi.com.
_Hiperhidrosis. Es una afección que produce una sudoración excesiva en axilas, manos y pies. La sudoración o transpiración es una función de la piel para mantener constante la temperatura corporal. Sin embargo, el exceso de sudor incontrolable e impredecible puede dificultar las relaciones sociales y laborales. Es un problema frecuente en muchas personas. El tratamiento consiste en la aplicación de Toxina Botulínica en las zonas en las que hay mayor concentración de glándulas sudoríparas, logrando la normalización del sudor gracias al bloqueo de la transmisión que existe entre los nervios y esas glándulas. El tratamiento tiene una duración aproximada de 4 a 6 meses, con un tiempo de aplicación de 20-30 minutos, con resultados en pocos días.
_Migraña. Consiste en realizar infiltraciones de esta sustancia en varios grupos musculares del cráneo y del cuello, con el fin de disminuir tanto el número de migrañas, como su duración. Una de las ventajas de este tratamiento es que no precisa hospitalización y se realiza en apenas 15 minutos en la consulta, lo que facilita que el paciente pueda continuar con su rutina después del procedimiento. Además, numerosos estudios han confirmado la eficacia de este uso terapéutico del bótox; con resultados a largo plazo en la mayoría de las personas que sufren esta patología ayudando a mejorar su calidad de vida.
_Incontinencia urinaria. La toxina botulínica se emplea en urología para tratar con gran eficacia ciertos tipos de incontinencia urinaria, siendo las más común la derivada del síndrome de la vejiga hiperactiva. Para realizar el tratamiento, se infiltra el bótox en la vejiga mediante una cistoscopia. Es una intervención sencilla, con una duración aproximada de 30 minutos y que tampoco necesita hospitalización. Con esto, la vejiga aumenta su capacidad y no se producirán contracciones involuntarias, así se logra que el paciente no necesite orinar con tanta frecuencia y que desaparezcan las pérdidas involuntarias.
_Lumbalgia. El bótox está indicado en casos de lumbalgia crónica, que no responden a la medicación convencional. Se aplica con medio de infiltración en los puntos gatillo del dolor.
_Estrabismo. La inyección de toxina botulínica tiene como finalidad la corrección total o parcial del estrabismo, sobre todo, cuando se habla de estrabismo infantil y, concretamente de estrabismo horizontal; consiguiendo evitar la cirugía. Aunque es importante realizarlo de la forma más precoz posible. El oftalmólogo inyecta la toxina en uno o varios de los músculos oculomotores, con el objetivo de paralizarlos y conseguir que la desviación disminuya e incluso, desaparezca.
La entrada Bótox: más allá de las arrugas se publicó primero en Revista Vidaestetica – Estética, Healthy Life & Wellness.