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Desmitificando el quirófano

Los 5 mitos más comunes sobre la anestesia que debes conocer y que te ayudaran a superar el miedo de la operación

En los últimos 30 años, los avances en el desarrollo de fármacos, técnicas avanzadas y equipos especializados han convertido a la anestesia en la especialidad médica con mayor avance. Sin embargo, en muchas ocasiones, afrontar una operación y escuchar la palabra esta palabra conlleva a una intensa preocupación a la hora de entrar en un quirófano.

Miedo al producto, a los efectos del post operatorio, las dudas sobre si este procedimiento lleva el respaldo de un profesional durante la operación… Para desmitificar todas las historias que rodean el mundo de los anestesistas, la Dra. González, jefa del servicio de anestesia del equipo de Marín del Yerro, aclara por qué existen mitos y qué efectos provocan en los pacientes. De su mano podremos conocer cómo intervienen los anestesiólogos en todo el proceso de quirófano.

Antes de la operación

Existe una gran parte de la población que encasilla la anestesia como un procedimiento inseguro y arriesgado. Lo cierto es que actualmente “es uno de los procedimientos más seguros que hay en medicina”.

Los primeros pasos del anestesiólogo comienzan con un estudio preoperatorio para conocer las características del paciente y evitar al máximo los riesgos durante y después de la operación. La Dra. González tiene clara la importancia de un “estudio preoperatorio y una consulta con el anestesiólogo para valorar de forma individual a cada paciente y diagnosticar si existe algún factor de riesgo añadido”.

Durante una operación, se emplea para reducir el dolor durante la operación y facilitar al cirujano su labor. Como tal, los anestesistas acompañan a los pacientes en el primer paso: la inducción (dormir al paciente). Y para garantizar el control y la estabilidad del paciente, este tiene monitorizados sus parámetros cardiocirculatorios, respiratorios y cerebrales

En el quirófano

¿Estará el anestesiólogo en la operación? En esta cuestión encontramos uno de los primero miedos. A pesar de las creencias de que abandona la sala una vez comienza la operación, lo cierto es que el anestesista el parte del equipo quirúrgico y está presente en todo momento.

“La atención y control de los mismos es constante por parte del anestesiólogo, quien además está en comunicación permanente con el cirujano para que los tiempos de la anestesia estén ajustados a los diferentes pasos de la operación y su duración”, afirma la Dra. González.

Gracias a aparatos de monitorización como el BIS, los anestésicos tienen la posibilidad de vigilar en todo momento el nivel de hipnosis en todo momento. Es decir, controlan a lo largo de la duración de la operación que el paciente se mantenga anestesiado y por tanto no se pueda despertar. “Mediante estos métodos el anestesiólogo mide de forma continua el grado de profundidad de la anestesia” cuenta la especialista de Martín del Yerro. Concluye con ello la negación del siguiente mito: los pacientes no se despiertan durante la operación.

Para garantizar este paso, clínicas como las de Martín del Yerro poseen su propio equipo de anestesiólogos como parte del equipo de quirófano, en referencia a sus valores de seguridad, honestidad médica y transparencia del equipo.

En el post operatorio

Para un último control de la evolución de la anestesia en el paciente, el anestesiólogo se mantiene a su lado constantemente hasta que este despierta. Es importante saber que los fármacos anestésicos actuales producen una anestesia parecida al sueño natural que hace que el despertar sea “como el de cada mañana”, sin que haya un periodo de desorientación prolongado.

Otra de las falsedades más populares del despertar es que la anestesia impide la ingesta de analgésicos para aliviar del dolor. Y de hecho es todo lo contrario, ya que tras la anestesia se pueden y debe administrar analgésicos hasta el control total del dolor. La jefa de anestesia de Martín del Yerro así lo afirma: “El paciente en el post operatorio debe sentirse sin dolor, tranquilo y si lo desea dormir normalmente”.

Además, todos los elementos empleados en la intubación del paciente son retirados antes de que este despierte “por lo que nunca podrá ser consciente de la presencia de estos en la garganta o boca” afirma la Dra. González.

Expulsión de la anestesia

Con ello entramos en el último mito: la anestesia no se vomita. A pesar de que en muchas ocasiones se escuchan cosas como que “los pacientes nada más despertarse vomitan los restos de la anestesia”, la mayoría de los fármacos anestésicos se expulsan por vías naturales. Estos se metabolizan en el hígado y producen unos metabolitos que se eliminan generalmente por la orina, aunque también se expulsan a través de la bilis, los pulmones, la sangre… Sea por la vía que sea, Sonia González asegura que “en ningún caso el proceso de eliminación es a través de los vómitos”.

Lo que sucede es que algunos medicamentos para el dolor que se utilizan en la anestesia, como son los opiáceos, “además de quitar el dolor, también producen vómitosapunta la Dra. González. De ahí la causa de que muchos pacientes sientan nauseas.

La entrada Desmitificando el quirófano se publicó primero en Revista Vidaestetica – Estética, Healthy Life & Wellness.

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