La Dra. Cristina Chacón, experta en medicina estética y CEO del centro CCH Privé de Madrid, explica los beneficios de este tratamiento contra el bruxismo, en el que se aplica toxina botulínica en el músculo masetero, relajando la musculatura mandibular
Esta técnica ayuda a disminuir los síntomas de este trastorno, como las cefaleas o el dolor de oído, cuello o mandíbula, tratando también las consecuencias estéticas que conlleva este problema, al afinar y suavizar la expresión de la cara
Optar por técnicas de relajación como el yoga o la meditación, incluir en la dieta la vitamina C, el calcio y el magnesio, cuidar la postura mediante una columna vertebral bien alineada o usar férula de descarga, entre las recomendaciones para frenar el bruxismo
El bruxismo es un hábito mediante el que se rechinan o aprietan los dientes debido a un exceso de actividad de los músculos encargados de masticar, produciéndose durante el día o al dormir haciendo que se padezcan, en consecuencia, otros trastornos derivados como apnea del sueño, ronquidos e, incluso, insomnio. Así, esta patología, que afecta hasta al 70% de la población española, produce desgastes o roturas en las piezas dentales, además de provocar dolores en otros órganos como el oído, el cuello y la mandíbula, así como cefaleas. Este problema ha llevado a que aparezcan tratamientos de medicina estética contra el bruxismo en los que se aplica toxina botulínica en el músculo masetero, contribuyendo a su relajación y evitando que éste siga contrayéndose de forma excesiva, según explica la Dra. Cristina Chacón, experta en medicina estética y CEO del centro CCH Privé de Madrid.
“A la hora de cuidar nuestra salud bucodental debemos tener en cuenta problemas como el bruxismo, una anomalía destructiva para las piezas dentales que, además del habitual rechinar de dientes, conlleva dolor orofacial, dolores articulares de la articulación temporo-mandibular, retracción e inflamación de encías, cefaleas o alteraciones de sueño. Padecer estos síntomas puede afectar en gran medida a nuestra calidad de vida, interfiriendo en nuestra concentración durante el día y en nuestro descanso nocturno e, incluso, en nuestro estado de ánimo y en nuestras relaciones sociales”, explica la doctora Chacón.
Este problema, por su parte, aparece con la misma frecuencia en hombres y mujeres y suele manifestarse durante los 20 años, existiendo dos tipos de bruxismo: el primario, que se desencadena principalmente por causas como el estrés y la ansiedad, y el secundario, asociado a enfermedades neurológicas como, por ejemplo, el Parkinson. En estadios más avanzados, este trastorno puede llegar a modificar la fisionomía facial, produciendo una deformación por hipertrofia o crecimiento del músculo masetero que provoca, en consecuencia, un ensanchamiento de la cara que hará que se modifique el óvalo facial, haciéndolo más cuadrado y generando, por tanto, un grave problema de autoestima entre los pacientes afectados.
Por este motivo, el tratamiento con toxina botulínica, cada vez más demandado en la actualidad, se alza como una de las vías para tratar esta patología, al actuar sobre la contracción del músculo masetero, encargado de la masticación, con el fin de relajar la musculatura mandibular y que este músculo tenga menos fuerza, disminuyendo así su actividad. De esta forma, el rostro del paciente mostrará una apariencia más afinada y estilizada y, por otro lado, éste no generará la tensión excesiva habitual, lo que servirá para aliviar el dolor y las molestias derivadas del bruxismo.
A este respecto, la experta en medicina estética detalla que “la toxina botulínica produce el bloqueo de los terminales de la acetilcolina, que es el neurotransmisor que provoca la contracción muscular. Es decir, que, aunque el cerebro siga enviando la orden de contracción, el músculo no se contrae, porque no la recibe. Por ello, este procedimiento presenta altos porcentajes de efectividad entre las personas tratadas que, en muchos casos, suelen venir de profesiones de mayor estrés o presión social, como es el caso de los sanitarios, los cuerpos de seguridad o los docentes”.
Además, la duración aproximada de los resultados de este tratamiento oscila entre los 4 y 6 meses, periodo en el cual volverá a recuperar fuerza el músculo, por lo que el procedimiento deberá repetirse tras estos meses, aunque, con el tiempo, irá ganando longevidad y la duración entre sesión y sesión podrá alargarse. Este procedimiento es mínimamente invasivo e indoloro, ya que no requiere anestesia ni tiempo de recuperación, y se lleva a cabo en una sesión de, aproximadamente, 10 minutos. Los resultados de la intervención, por su parte, se observan a partir de los cinco días de la aplicación, “periodo en el que el paciente comenzará a notar que se levanta por las mañanas con una menor sobrecarga, además de no sentir el dolor habitual al comer alimentos más difíciles de masticar”, puntualiza la doctora Chacón.
Cómo frenar el bruxismo
Para aliviar este problema, se recomienda optar por diferentes técnicas de relajación o control como la meditación o el yoga, así como actividades que impliquen una desconexión de los pensamientos negativos. Además, se aconseja dejar de lado hábitos que contribuyan al insomnio, como beber café, consumir alcohol o comer de forma copiosa por las noches. Por otro lado, se recomienda incluir en la dieta vitaminas que sean esenciales para mantener la actividad muscular normal y aumentar la fuerza de los músculos, como la vitamina C, el calcio y el magnesio.
La postura, por su parte, será fundamental a este respecto y, por ello, ésta deberá cuidarse con una columna vertebral bien alineada, relajando la mandíbula para evitar el apretamiento y las tensiones en maxilares, articulaciones y dientes; mientras que, a la hora de dormir, se deberán evitar las almohadas demasiado altas, ya que producen una contracción de los músculos masticadores.
“Siempre que sea posible, se recomienda el uso de una férula de descarga, una placa removible que ayudará a mantener la mandíbula relajada por las noches y, tras un tiempo, contribuirá a que los músculos se hayan relajado y estén entrenados para no presionar tan fuerte”, concluye la experta en medicina estética.
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